Durante años, el consumo interno de indumentaria se abasteció con un equilibrio: 50% producción nacional, 50% importaciones. Hoy, esa proporción cambió: Solo el 33% del mercado se abastece con producción local. El resto, con productos importados.
El problema en Argentina no es producir, es comercializar. El tema de los precios de la ropa está relacionado con lo que pasa puerta de fábrica para afuera. Por eso, importar no disciplina precios, solo genera un margen extraordinario para el importador y desempleo el país
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