La eficiencia productiva sectorial se monta sobre la competitividad sistémica de la economía nacional que en su conjunción determinan el nivel de competitividad sectorial.
La competitividad sistémica de una estructura económica está constituida por múltiples factores entre los más relevantes pueden mencionarse: el entorno macroeconómico, el tamaño de mercado, la eficiencia del mercado de bienes y de trabajo, el sistema tributario, el desarrollo del sistema financiero, la infraestructura logística, la plataforma de la agenda de ciencia e innovación, los sistemas de salud y educación básica y superior, entre otros.
El problema estructural se encuentra en la competitividad sistémica de nuestro país que se traduce en el esfuerzo de soportar una altísima presión fiscal, al tiempo de administrar un alto grado de complejidad de la gestión del cumplimiento fiscal y normativo, un notable subdesarrollo de nuestro sistema financiero y vigencia de altas tasas de interés, altos costos laborales no salariales, la falta de infraestructura, los costos logísticos exorbitantes, los costos de la energía, el alto nivel de la renta inmobiliaria, el deterioro de la educación y de la salud pública, entre otros fundamentos que impactan sobre la estructura de costos de cualquier bien producido en el país.
La concurrencia de todos estos factores hacen que lo que eficientemente producimos al interior de nuestras naves industriales llegue a precios no competitivos al consumidor final.